17 de mayo de 2013

Tarta de la osita Violeta para Avril

Cuando haces una tarta te pueden pasar varias cosas terribles.
Que se te hunda el bizcocho, por ejemplo. ¿A quién no nos ha pasado? Yo tengo que confesar que a mí sí. Remedio: controlar los tiempos de cocción, asegurarte de que el horno está suficientemente caliente, comprobar si la cantidad de harina de la receta es suficiente…..




Quedarte corta de crema de mantequilla. Ufff, eso sí que es un problema porque tener que pararlo todo para hacer un poquito más (normalmente la ley de Murphy dice que te faltarán solo dos imprescindibles cucharadas ¡¡grrrr!!) es un rollazo y una pérdida de tiempo. A mi me pone de los nervios porque siempre voy justa de tiempo. Remedio: hacer la que crees que vas a necesitar y media receta más. Así no te quedarás corta sino que te sobrará tal cantidad (esto también es una ley de Murphy) que estarás rellenando magdalenas durante una semana. Con un poco de suerte tus vecinas y compañeros de trabajo serán buenas personas que te ayudarán a comértelas todas.


Que se te olvide la cámara de fotos en el coche y te encuentres a las 2 de la mañana gruñendo (en voz baja, claro) y echándole pestes a tu mala memoria porque tienes que hacer las fotos sí o sí y solo tienes el móvil a mano. Con esta tarta me pasó. Y con la del coche también así que espero que no haya una tercera. Vaya desastre.
Por este motivo no se pueden apreciar los colores reales de esta tarta: el violeta de la osita y algunas flores y el rosa de otras. Es una pena porque era muy bonita. Pero bueno, a ver si esto me sirve de lección y aprendo a dejar la cámara en casa… con la batería cargada si es posible, que esa es otra cuestión.
Hasta pronto.

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