30 de noviembre de 2012

Tarta ramo de flores para Loli


El sábado es el cumple de Loli.

Uno de sus hijos me encargó una tarta para la fiesta. Y “¿qué le gusta a Loli?”, pregunta obligada. “La costura, leer, pasear… un montón de cosas, pero no te podría decir cuál es su favorita. Haz lo que tú veas mejor”. Está claro que los chicos son poco observadoras con depende qué cosas. J





Mmmmmm, pues si tengo que elegir yo y sin conocerla… uff, qué difícil. Pero pensé en mi madre porque me da que “vieron la luz” el mismo año. ¿Qué es lo que le gusta a mi madre y con lo que siempre aciertas? Con flores.




Ale, pues vamos allá con un buen ramo de flores para Loli. Lilas, amapolas, margaritas, una rosa, abundantes hojas y florecillas salvajes de color rosa. ¡¡Qué ricas!! ¡¡Le va a encantar!! (por cierto, apuntarme hacerle otra igual a mi madre por el día de la madre o su cumpleaños).




Pero las flores son apropiadas para todas las ocasiones, incluidas las visitas al hospital y, cosas del destino, el ramo que iba a ser el remate de la fiesta de cumpleaños, se ha convertido en un ramo para una enferma ya que a Loli la han ingresado hoy en el hospital. Allí se lo llevará su hijo. Ojalá que le den pronto el alta y se pueda comer la tarta en casa, aunque sea uno o dos días más tarde de lo previsto.

¡¡Animo Loli!!

Hasta pronto.


12 de noviembre de 2012

Lua, la perrita traviesa


Hace algún tiempo Juanjo y Sandra adoptaron una perrita, Lua, en un albergue para animales. ¡Es una monada!

No solo es preciosa, con esas patitas largas, esa combinación de manchas blancas y negras y esa cabecita angulosa, sino que es muy buena. Tanto que Juanjo y Sandra están locos de contentos con ella. Le han comprado un chubasquero rojo, a juego con su collar, para cuando la sacan a pasear los días lluviosos.  


¡¡Y es muy tranquila!! Lo más travieso que hace es esconder las chuches que le dan cuando ya ha comido tantas que no puede más.



Por eso, en parte, es un poco injusto que en la tarta del cumple de Juanjo aparezca como una perrita revoltosa que ha estado husmeando y montando un estropicio con todas las cosas que le gustan a Juanjo: la pintura, el cine, la ecología, el reciclaje, la cocina…



Lo siento Lua… pero de alguna forma había que combinar todas las cosas que más le gustan a Juanjo entre los cuales me atrevería a decir que la primera eres tú. Bueno, la segunda… la primera es Sandra. Jejej

Hasta pronto.

La princesa y la rana


Pilar le quería dar una sorpresa a su chico en el día de su cumple y me pidió una tarta. Sólo puso una condición: tenía que aparecer un sapito en ella.


O sea, pensé, necesitamos un sapito…. Y los sapitos viven en charcas……. Pero tiene que ser una charca de calidad, con sus nenúfares y todo…

Y…. ¿un sapito solo? ¿Qué hace un sapito solitario en un charca llena de nenúfares y aburrido como un mono???



No, necesitábamos algo más que haga compañía al susodicho… ¿una mosca?? Uffff… no me gustan nada las moscas… son muy molestas….

¡¡Espera un segundo!! Sapito… beso…. Princesa…. Príncipe… eso es… necesitamos una princesa para el sapo. Y Pilar es muy princesa así que, eso va a ser. Un sapo y su princesa.



Solo nos falta saber si hubo besito y el sapo se convirtió en príncipe. Voy a preguntar y os lo cuento. J

Hasta pronto.

Fantasmas de mantequilla o Feliz Halloween


Ya que parece ser que hemos adoptado el Halloween casi como cosa nuestra, este año hice unas galletitas de mantequilla para la guardería de Carol. Fantasmitas, calabazas, esqueletos, lápidas… todo en tamaño mini, porque esos pequeñuelos y pequeñuelas no comen tanto.


También llevé unas cuantas bolsitas a la ofi para compartirlas con mis compis.



Daba una pena comérselas… L

Hasta pronto.


7 de noviembre de 2012

La tarta sorpresa, los anillos de aniversario y la aventura de la entrega.


Manolo, uno de mis clientes más fieles, tuvo una celebración doble el pasado fin de semana. Por un lado era el cumple de su padre y por otro querían celebrar también el aniversario de boda de los papis, que había sido unos días antes.
 
 

Y aunque parezca lo contrario, el reto no fue como conjugar ambas cosas en una sola tarta, dando prioridad al cumple puesto que era lo que se celebraba ese día, sino que lo más difícil fue como conseguir que la tarta llegara entera a su destino.
 

 

No es que yo sea una exagerada pero ya me diréis como harías para transportar en las manos una tarta de algo más de dos kilos hasta el garaje que está como a 4 minutos andando (¡justo el día que más necesitaba encontrar un sitio para aparcar cerca de casa estaba toda la calle a tope!).
 


Que sí, que parece fácil… pero añadid que la tarta iba dentro de una bolsa gigante que se inflaba e inflaba a causa del viento huracanado que soplaba amenazando con acabar boca abajo sobre la acera.


Y añadid, además, que vais acompañados por una niña de dos años, montada en su “moto” que, por culpa del viento que le metía el pelillo en los ojos, perdía el equilibrio a cada paso (ya he dicho que eran vientos huracanados, ¿no?).



En fin, fueron cuatro minutos muuuy intensos....  porque encima me entró la risa floja de verme en tal situación, especialmente cuando tuve que dejar la tarta encima del capó de un coche para socorrer a la pobre niña accidentada o cuando empecé a bajar la rampa del garaje e iba haciendo equilibrios, sujetando la tarta con una mano y a la niña (por el gorro del abrigo) con la otra para que no se lanzara rampa abajo y se me estampara contra la pared del garaje.

Pues eso, que fue todo un reto. Al menos la tarta salió ilesa de todo esto, que era lo importante.

Hasta pronto.