26 de febrero de 2014

Galletas para la boda de Cristina: las galletas que no fueron y las que fueron pero que casi no son.


Ya, ya. El título de la entrada se las trae, lo sé, pero es que resume en pocas palabras la historia de estas galletas para la boda de Cristina. Os cuento.

Las galletas que no fueron.

Ella, tan mona y tan emocionada como todas las novias, me mandó un email pidiéndome las galletas y una foto de una galleta. Yo, que siempre voy a 100 por hora, tomé la foto como una idea de lo que Cristina quería.




Así que hice un boceto en un papel de una bonita galleta redonda con unos novios en medio y un domingo por la tarde me puse al tema. Empecé moldeando vestiditos y trajes. Pero era de estas veces que te da que algo no cuadra…. Así que al día siguiente por la mañana le mandé un email y me confirmó que lo de la foto no era solo una idea, era exactamente lo que quería.

Plof!!! Adiós a las galletas redondas. Bueno, la cosa no era muy grave: los novios que había hecho se adaptarían a la nueva forma de la galleta.



 

“Por cierto”, me dice Cristina en un nuevo email “te habrás dado cuenta de que el vestido es gris”. No, no me había dado cuenta. ¡En la foto no se apreciaba bien y ni se me había pasado por la cabeza que no fuera blanco!.

Plof plof!!! Adiós a los vestiditos que había hecho. No pasa nada. Gajes del oficio.

Las galletas que fueron…

Por suerte teníamos tiempo así que las nuevas galletas, con los nuevos cambios estuvieron listas en el tiempo acordado.


 
… y que casi no son.

Habíamos quedado en que le entregaría las galletas el día antes de la boda. Por la llamé por teléfono, le mandé emails, SMS…. Sin respuesta. A mediodía, cuando ya estaba de los nervios, conseguimos hablar. La pobre había estado sin cobertura toda la mañana. Ufff.. vaya susto pero al final conseguimos quedar sin problemas.

Os preguntaréis qué pasó con los vestiditos blancos. Pues al final hice unas cuantas galletas redondas, los pegué en ellas, añadí un novio.... y acabaron en las tripillas de Carol y mis sobrinos. ¡¡No los íbamos a tirar!!




 

Ah, aún espero que me mande fotos de la boda (sí, es una indirecta.. jajajja), pero sí que he podido cotillear un par de ellas en su Facebook y estaba guapísima.

Hasta pronto.


20 de febrero de 2014

Platero, Platerillo, Platerete…..


Platero es pequeño, peludo, suave, tan blanco por fuera, que se diría todo de algodón, que no tiene huesos.

Este es el inicio del cuento “Platero y yo”, de Juan Ramón Jiménez. Recuerdo que cuando éramos pequeñas una de mis hermanas se sabía de memoria un buen trozo del primer capítulo y le gustaba recitarlo. ¡¡Vaya memoria!!




Platero era un burro pero si hubiese sido un caballo, habría sido como el de esta tarta (pestañazas y flor en la boca incluidas): es pequeño, suave, muy muy blanco y aunque no es de algodón… ¡es cierto que no tiene huesos! Lo malo es que recuerdo que mi hermana decía algo de un “trotecillo suave” (yo no tengo tan buena memoria como ella), y en eso sí que no vamos a poder competir con el Platero original por razones evidentes.





Nuestro Platerillo, llamémosle así, pero no el de la tarta sino el de carne y hueso, no solo trota sino que salta, corre y todo lo demás. ¿Y quién le dice lo que hacer?? Carmen. Nueve años. No sabéis que guapa está en las fotos montando a su caballito. Ya os conté en una entrada anterior el respeto que me causan los caballos así que si encima la jinete no llega a los diez años ni al metro cincuenta, tengo que hacerle la ola. Jejeje




Y eso que el otro día, haciendo memoria, me acordé de que mi abuelo tenía un caballo. Pero claro, se fue hace…. ¿siglos? Por eso casi no me acordaba…. Pero sí recuerdo una pequeña aventura con mis hermanas, mis primos y el caballito. ¡¡¡Pasamos un susto!!!  Qué tiempos aquellos jejejejjej. Ya os lo contaré otro día que vayamos con tiempo.




Hasta pronto.



14 de febrero de 2014

Louboutin y el poder de unos buenos tacones


Así se titulaba un artículo de la Vanguardia de hace un par de años en el que comentaban una entrevista al Sr Louboutin. Por si alguna no sabéis quién es este señor (seguro que sí, que mis fans y lectoras son muy listas), os diré que es el diseñador de zapatos de suela roja.



No importa el color de los zapatos. La suela siempre es roja. Que son negros, suela roja. Mira qué bonito contraste. Que son rojos, suela roja. No sabes muy bien donde empieza o termina el zapato. Que son rosas, suela roja. ¿dónde quedó eso de que no se podía mezclar rosa y rojo? Creo que Agatha Ruiz de la Prada fue la primera en romper esa norma.



Pero bueno, aparte de que te guste o no lo de la suela, hay que reconocerle al señor Louboutin que tiene diseños muy bonitos con taconazos infinitos y altas plataformas que los hacen muy cómodos. No, aunque lo parezca, nunca me he puesto unos y es más que probable que nunca lo haga porque gastarme 500 o 600 (o más) euros en un par de zapatos no está dentro de mis planes más cercanos. Eso no quita que me parezcan superbonitos, claro.




En la tarta de hoy el zapatito, que no lo probamos pero creo que era de la talla de Carol, una 26, es rojo. Es copia de un diseño de Louboutin, con sus puntitos y todo. La dificultad técnica fue mucha.





Las plantillas para cortar el fondant tuve que hacerlas a mano. Hoy no las tengo aquí para compartirlas con vosotr@s, pero durante la semana que viene pondré un link por si alguien las necesita.


Espero que os guste tanto como a mi.

Hasta pronto.



10 de febrero de 2014

Corazones y más corazones para el día de San Valentín


Este finde ha llovido en toda España a cántaros. ¡Qué poco me gusta la lluvia!! Pero tengo que admitir que tiene sus cosas buenas….. su cosa buena, tampoco me voy a pasar de indulgente.

La cosa buena es que al no poder salir al parque o al campo, que es lo que más nos gusta en el jardín de Carol, nos ha dado tiempo para hacer un montón de cosas (hasta he ido a ver tiendas, que es lo que más odio… ufff).




En fin, volvamos al tema. Aprovechando que tenía que hacer unas galletas de cumpleaños para el martes, no solo las he terminado ya, cosa inaudita en mi que siempre voy pilladísima de tiempo, sino que me ha dado tiempo a hacer otras para San Valentín.



Aquí las tenemos… yo las titularía “Mil y una formas de dibujar un corazón”. Tenemos “corazón pegado a corazón” para novios, “corazón dentro de corazón” para recién casados, “corazones dentro de corazón” para parejas con niños, “corazoncito sobre corazón” para …. ¿gente con mascota?




Aunque aún quedan unos cuantos días, espero que todos paséis un feliz día de San Valentín, no importa qué tipo de galleta os vaya más. J


Hasta pronto.


3 de febrero de 2014

Para disfrutar…….¡¡¡ven a Fraggle Rock!!!


¿Os acordáis de los Fraggle?? Si no os acordáis, enhorabuena, aún estáis en plena juventud.. jejejje …pero os los perdisteis y la verdad es que estaban bastante entretenidos.


Para esos jóvenes: los Fraggle eran unos personajes que vivían en una cueva y solo salían al exterior en contadas ocasiones. Lo hacían a través de la casa de un abuelete con su perro, que ladraba a los Fraggle. Luego estaban los curris, unos pequeñitos con casco que, como su nombre indica, curraban y curraban todo el día haciendo unas construcciones como de caramelo que les duraban nada, ya que enseguida venían los Fraggle y se las comían. Estos eran mis favoritos.




Como os podéis imaginar, la tarta “roca” y los cupcakes de chocolate sin gluten “a juego”, eran para dos cumpleañeros que disfrutaron en su momento de estos personajes. La pena fue que me la pidieron casi de un día para otro y no dio tiempo a mucho, por eso casi todos los curris están escondidos en los cupcakes y sólo se les ven las botas y algunos casquitos.

 

 
 

 

 
 

La tarta la hice con un molde redondo y le tallé algunos agujeritos para que simulara las rocas en las que vivían los personajes. Para el color de la piedra no usé gris sino fondant blanco y negro. De esa forma el color no quedaba tan uniforme y parecía piedra con vetas. Me parecía que al ser gris iba a quedar muy oscura pero al final quedó chula, ¿verdad?
 
Hasta pronto.