Me encanta el adjetivo
“variados”. No variadas, ni variado, ni variada, sino “variados”.
Os explico por qué. En
mi ciudad natal hay una pastelería que hace los pasteles más ricos del mundo,
la pastelería “Pili”. Cómo será la cosa que tienen varias tiendas en la ciudad
y alguna más en otras ciudades de los alrededores.
Ahora la cosa es
distinta y hay un montón de sitios donde comprar tartas y pasteles, incluso han
abierto, que yo sepa, tres tiendas de cupcakes y galletas decoradas, pero
cuando mis hermanas y yo éramos pequeñas sólo había dos pastelerías y una de
ellas era la pastelería “Pili” (eso sin contar la panadería del Sr Antonio que
hacía unos pepitos de crema absolutamente deliciosos. Desde que cerraron nunca
he vuelto a probar otros iguales).
Siempre que había algo
que celebrar, mi madre nos mandaba a “la Pili” a comprar una docena de pasteles
variados. Mmmmm.. ya lo entendéis
¿¿eh?? El adjetivo “variados” siempre me recuerda aquella frase y aquellos
pasteles.
Como os decía antes, la
pastelería sigue existiendo y, por supuesto, seguimos comprando los pasteles. Y
lo que es peor, la que os lo está contando y que tiene intolerancia a la
lactosa desde hace años, se pone hasta arriba de hojaldres de crema y petit
sous de nata aunque sabe que luego le dolerá la tripa toda la tarde. Soy así de
inconsciente, lo sé.
Pero retomemos el
título de la entrada “Minicupcakes variadísimos”. ¿por qué? Porque de los doce,
seis eran de vainilla y seis de canela. Iban rellenos de dulce de leche,
mermelada de moras y crema de vainilla con mini lacasitos. Seis estaban
decorados con buttercream de chocolate blanco y los otros seis con fondant.
¿Alguien quiere más variedad que eso?
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