Y porque
os cuento esto, porque cuando me encargaron esta tarta fue lo primero que me
vino a la cabeza: Audrey Hepburn, con el pelo recogido y un vestido negro
precioso tomándose su croissant delante de la fachada de la joyería Tiffany’s
de Nueva York. Me encanta.
Esta tarta es una réplica de una de las clásicas cajas en las que entregan sus joyas los dependientes de Tiffany’s. Tania, la chica que me encargó la tarta, la quería exactamente así y me pareció un detalle muy simpático que jugara con su nombre en la rotulación de la caja.
El lacito
en blanco lo intenté hacer muy fino para que simulara la delicadeza del
original. Tuve que hacerlo tres veces hasta que conseguí este resultado porque al
estirar tanto el fondant se me espachurraba todo el rato.
Antes de
terminar me gustaría recomendaros que si tenéis la oportunidad, no dejéis de
ver esta película. Seguro que os gustará tanto como a mi.
Hasta pronto.
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