En realidad aquí
teníamos dos tipos de cupcakes: de vainilla/limón con chips de chocolate sin
gluten y de chocolate con gluten.
Los de chocolate
también iban a ser sin gluten pero algo pasó con la receta. No me digáis qué
porque siempre uso la misma, pero sospecho que me confundí en las medidas de la
harina y eché menos de la necesario por lo que la pasta era más líquida de lo
normal.
Yo miraba mis bonitos
cupcakes de chocolate a través de la puerta del horno. Ellos empezaron a
subir….. y a subir…. Llegaron al borde de los papelitos y seguían subiendo… Llegaron
al borde de los huecos de la bandeja y seguían subiendo…. Se iban pegando unos a
otros y seguían subiendo….
En resumen, al final
era como un bizcocho rectangular con 12 troncocónicos (mi compi Miguel me ha
recordado que se llama así esa figura geométrica) vestidos con los bonitos
papelitos de cupcakes. Muy bonito y original, pero poco práctico para lo que
queríamos. ¡Y qué ricos! porque ¿no pensaréis que los tiré a la basura? ¡Ya! Eso
hay que compensarlo con dos semanas de dieta por lo menos. Un día de estos me
pongo. Jejeje
Así que me tocó hacer
otra masa de chocolate que tuvo que ser con harina normal porque ya no me
quedaba de arroz. Menos mal que en el encargo solo querían 1 o 2 cupcakes sin
gluten, que si no… En fin, que he aprendido la lección y ya tengo siempre dos
paquetes de harina de arroz en mi despensa por si acaso.
Los de sin gluten eran
para una jovencita de 14 años y la decoración era sobre flores, música, ropa,
deporte…. Lo que le gusta a una chica de esa edad. Los de chocolate eran para
un no tan jovencito cuya pasión es la historia de los templarios, los mayas,
etc. Encima de cada cupcake puse un escudo templario hecho en fondant y pintado
a mano.
Las cremas eran de
chocolate blanco, chocolate negro, dulce de leche, galletas Oreo y mokka.
Las fotos, cortesía de
Ana, la madre de Esther. Han quedado muy muy bonitas. Muchas gracias, Ana.
Hasta pronto.
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