Me encantan los colores
vintage que tan de moda están esta temporada. Y me alegro de Jessy quisiera para
Sara una tarta de ese color porque tenía un montón de ganas de hacer algo así.
Es que ¿no me digáis
que no queda bonita la combinación de ese verde-azulado con la flor en distintas
tonalidades de rosa? Y eso que, como digo siempre, las fotos no muestran
realmente los colores. En vivo y en directo era una preciosidad.
El número, en blanco
para destacar un poquito más, lo hice texturizando el fondant y luego utilizando
cortantes para galletas.
Ni que decir tiene que
cuando Carol vio todas esas florecitas rosas y blancas, se le pusieron los ojos
como platos porque le encantan. No tuve más remedio que darle un par de ellas.
Me hace gracia cuánto le gusta el fondant y que, en cambio, no le gusten las
chuches. Creo que yo era igual de pequeña así que lo llevará en los genes.
Os avanzo la próxima
entrada: es tiempo de comuniones.
Hasta pronto.